“El Dr. Robert Eliot, conocido cardiólogo e investigador del estrés, describía así su propio estado mental y su relación con el tiempo antes de haber sufrido un ataque cardíaco:

“Mi cuerpo reclamaba descanso, pero mi cerebro no le escuchaba. Yo estaba en el último lugar de mi lista de prioridades. Según mis planes, a los cuarenta años ya debía ser jefe de cardiología de una universidad importante. Tenía cuarenta y tres años cuando abandoné la Universidad de Florida en Gainesville y acepté el puesto de jefe de cardiología de la Universidad de Nebraska, en 1972. Sólo tenía que correr un poco más deprisa para que las cosas fueran conforme yo las había planeado”.

Pero se encontró corriendo una auténtica carrera de obstáculos en su esfuerzo por establecer un centro de investigaciones cardiovasculares innovador.”

 A este  cardiólogo el cuerpo le puso un STOP con un GRITO   que lo obligó a parar. Y como a él, en la mayoría de los casos es lo que sucede.  A  veces ese grito está anticipado por  señales “sordas”. Otras   explotan directamente: dolor, parálisis, cólico renal, un infarto intestinal. En todos los casos, el cuerpo llama la atención, da señales.

Recuerdo el caso de una médica que hizo todo para que la familia estuviera en orden, el hogar, el bienestar de la familia, el consultorio, los paciente, y en ese camino, casi sin registro, terminó ingresando gravísima a la guardia del hospital.

 Suele suceder entre los profesionales de la salud, que frente a las primeras sensaciones  se recurre al auto medicación. Puede  terminarse en adicciones a calmantes y otros fármacos. Los colegas son consultados en el pasillo y generalmente, no hay un pedido explícito de ser atendido. La fantasía que acompaña es que como se conocen los riesgos, están inmunizados a los efectos secundarios.

Esta descripción llama a la reflexión: ¿El cuidar a otros, es casi sinónimo del no cuidado personal?

STOP – PARO - ¿CÓMO ME PERCIBO?  Si no me agrada lo que percibo: ¿qué  puedo hacer para cambiarlo?

Recuerdo a los lectores de esta nota: el cuerpo es más fuerte que el pensamiento omnipotente. Para, detiene sin pedir permiso.  En el mejor de los casos, nos da una segunda oportunidad para reflexionar y elegir un nuevo modo de vida estando atentos al no repetir.

[i] Como utilizar la sabiduría del cuerpo y de la mente para afrontar el estrés, el dolor y la enfermedad.  Programa de la Clínica de Reducción del Estrés del Centro Médico de la Universidad de Massachusetts. Autor: Jon Kabath Zinn. 2004  Editorial Kairós S.A. Barcelona , España