• Los pacientes especiales

Autor: Lic. Viviana Polite

Todos los profesionales que trabajamos en área de salud tenemos algunos  “pacientes especiales”.  Quizás lo primero que piense al leer esta frase es… “todos en realidad son especiales”, pero en este artículo  llamaremos especiales a aquellos  que NOS ponen a prueba en nuestro saber y “resistencia”, que a veces nos  hacen “remar” contra sus propios  deseos o los de su familia, que nos exigen (o creemos que nos exigen) casi exclusividad, que  nos involucran psíquica y mentalmente de tal modo que “casi nos paralizan “en el resto de nuestras actividades profesionales…Son casi un monotema

Muchos de estos pacientes:

  • Se comunican o solicitan comunicación en horarios o momentos  convencionales de descanso  (fines de semana, después de las 22 hs. Etc.)-
  • Si se les ofrece opciones, intentan modificarlas, romper los encuadres acordados.
  • Consultan sobre cada paso mínimo que dan aun teniendo establecidos criterios para operar con autonomía.
  • Desarrollan muchas otras conductas que terminan resultando invasivas de nuestros espacios personales: nos tratan como si fuéramos casi una extensión de ellos.

Pueden provocarnos a los que los atendemos:

  • Adicción al caso que hasta nos  convierten, en “Workaholic” (adictos al trabajo).
  • Agotamiento excesivo  posterior al encuentro con ellos.
  • Estado de atención latente  esperando su llamado
  • Limitación en la atención de otros pacientes porque siempre tiene prioridad
  • Momentos de angustia y/o miedo
  • Auto - cuestionamientos acerca de  si la profesión que se ejercemos es nuestra verdadera vocación
  • Vivencias, sensaciones, corporales imprecisas, que derivan de algo que no se puede identificar como la vivencia del paciente o la familia.
  • Deseos de derivarlos.

¿Por qué se da?

Las causas pueden ser múltiples. Entre ellas, podemos identificar:

  • Temor de  “fallarse”, de fallar a la persona que nos derivó al paciente, de fallar a la familia que tiene tantas expectativas en la acción terapéutica ,
  • Dificultad de reconocer de que a veces lo que sería mejor para uno no es lo mejor para el paciente
  • Hacerse cargo de sentimientos proyectados masivamente por la familia.
  • Manipulaciones que el mismo paciente desde su impotencia produce y que toca puntos débiles del profesional.

La realidad, es que hay tantas causas como profesionales y cada uno de nosotros intentará identificarlas (por qué le pasa lo que le pasa con tal o cual paciente)

Ahora: ¿Qué herramientas podemos usar para encarar estas situaciones?,

Comencemos a plantearlas:

Herramientas para uso del profesional consigo mismo

 

  1. Partir de una organización que ordene lo que sucede:
    • Hacer un listado de los pacientes que consideramos “especiales”
      • Describirlos (¿qué  tipo de pacientes son?)
      • Definir sus necesidades y demandas.
      • Organizar la agenda de atención diaria alternando perfiles (en los casos que sea posible hacerlo), reconocer los horarios que son más factibles para poder tener  un momento para reacomodarse como  profesional
  2. Definir: si  los pacientes identificados, son derivables si  se desea derivarlos y si es posible  derivarlos.

Recordemos que hay pacientes que no son para uno como profesional, ya sea por el momento vital que se está   atravesando,  porque  toca alguna situación personal no resuelta, o porque no es posible por alguna razón, poner la distancia entre “aquello que es absolutamente personal y lo que es del paciente”.

  1. Aclarar los roles: “la historia” que se atiende es la del paciente, no la del profesional. Para trabajar en este punto hay múltiples aportes valiosos:
    • Las supervisiones individuales, grupales,  y la  terapia personal del profesional, permiten identificar  el contagio afectivo, y  evitar en muchos casos  la derivación .
    • Hablar con colegas sobre los casos que agobian
    • Registrar  lo acontecido en el encuentro.  Esta herramienta “saca”  de la cabeza  las ideas reiterativas acerca de la situación y permite liberarse de las mismas.
  2. Poner límites, reactualizar el encuadre de trabajo:
    • Explicitar las  veces que sea necesario el encuadre del tratamiento.
    • Orientar en cómo actuar si el profesional  no está disponible y a qué otros lugares se puede  recurrir para resolver alguna situación puntual.

Herramientas para uso del paciente y su entorno.

  1. Educar a los pacientes y su familias  en:
    • El manejo de la ansiedad. Por ejemplo: se le puede enseñar al paciente y a la familia  técnicas de respiración, de registro, etc.
    • El desarrollo de distintas estrategias  para distintas situaciones que se le presenten y que pueden incluir acciones sencillas de ser manejadas.
  • Diferenciar entre la urgencia y lo inmediato y lo que puede ser postergable. Puede hacerse, por ejemplo a través del armado de una escala de valores vinculados a prioridades y realizar  una pequeña práctica  donde deba evaluar en  una escala de 0-10 distintas situaciones que se le puedan presentar.
  • La escritura de las situaciones que se le plantean en el formato que le resulte de más fácil manejo:  a mano, en la computadora, en una hoja de registro, un auto - mail.

 

EN SÍNTESIS:

Todos los profesionales de las distintas ramas de la salud tenemos en nuestro  haber “pacientes especiales”.

El modo de “atenuar”  el impacto de  estos pacientes especiales sobre nuestras emociones, es utilizando estrategias que  colaboren a poner  una distancia  óptima con ese  paciente al mismo tiempo que se le suma contención (a la del profesional, se le agrega la de su entorno y la de sí mismo).

Rescato aquí la frase de Julieta Díaz (actriz argentina) cuando sale con su bebé después de 20 días de internación del mismo “También pude ser testigo del tiempo y dedicación que los doctores y su equipo se toman para explicar y enseñar”. Ese tiempo utilizado por el equipo, fue claramente ganancia para todos…

¿En quiénes pensó mientras leía este artículo? Empiece por ellos…

NOTA:

Podemos englobar las  acciones que aparecen en este artículo, ejercidas sobre si mismo/a, los pacientes y sus familiares como acciones de psico - educación.

Si bien este concepto  se ha utilizado para mencionar la información que se les brinda  a las personas con daño psicológico, para fortalecer sus capacidades para enfrentar las situaciones de un modo más adaptativo, pienso que es posible ampliar su uso para designar el  proceso por cual se desarrollan las competencias de todas las personas para encarar situaciones que  involucran fuertemente sus  emociones.