• Saberes y aportes del personal de enfermería

Autor: Lic. Viviana Polite

En los últimos años trabajé capacitando en temas vinculados al manejo de las emociones con profesionales de enfermería en diversas Instituciones Hospitalarias (Hospital Materno Infantil de San Isidro, Hospital Británico entre otros). En los encuentros, a través de innumerables anécdotas, se ponía de manifiesto el profundo conocimiento que adquirían en la vida cotidiana acerca de las familias, de los pacientes. También, aparecían  las intensas emociones que les provocaban el trabajo y las necesidades, a veces contenidas, vinculadas a su participación en los equipos tratantes.

Comparto algunas de ideas y comentarios  entendiendo que:

  •  El conocer las emociones propias en la tarea cotidiana, particularmente en los casos donde se trabaja con pacientes con enfermedades complejas,  es sin duda un punto de avance para estar atento a la aparición de señales de desgaste, de sobre - involucración, entre otras sintomatologías que ponen en riesgo la salud personal.
  • El conocer los sentimientos y emociones que predominan en los profesionales que forman el equipo al cual se pertenece, facilita la comunicación empática con ellos y fortalece la posibilidad alcanzar la meta común que está por encima de las diferentes especialidades: lograr que los pacientes alcancen adherencia al tratamiento y  la mejor calidad de vida en el marco de la situación que atraviesan.

Los enfermeros dicen de sí mismos:

“Somos quienes trabajamos cuerpo a cuerpo con los pacientes” y esta frase describe acabadamente su labor y, más allá de los beneficios que le brinda al paciente su presencia, permite inferir el caudal de información que puede proveer al equipo:

Son los que conocen  las emociones más genuinas del paciente y la familia, de su  adhesión  al tratamiento, del grado de aceptación del mismo, porque las viven “entre ellos”.

En  pediatría tienen un registro  de cómo está conformada la red de sostén de la situación. Son los que pueden decir al médico, por ejemplo: “Ud. Le dice todo a los padres, pero la que toma la decisión es la abuela” o “Esta es una mamá muy desbordaba, y no está en condiciones de cuidar al paciente, no le tiene paciencia, no lo entiende”....Y el médico tendrá la posibilidad de sostener o cambiar modos de  actuar en cada caso particular.

Muchas veces son los enfermeros que comunican al equipo “psi” acerca de la relación madre-hijo, hijo-padre, o viceversa. O reacciones que advierten con la presencia de algún familiar en particular…

¿Qué sienten? ¿Cómo creen que debe ser su comportamiento con relación a los médicos y el resto del equipo?

El estar en ese cuerpo a cuerpo,  genera a los profesionales de enfermería, como a todo el resto de los que acompañan estos procesos, un alto nivel de exigencia personal, una carga emocional adicional a la propia, producto de la demanda de los pacientes y  familiares.

Tienen múltiples creencias que ejercen presión sobre ellos: sostienen que tienen que ser permanentemente amables, esconder emociones porque pierden profesionalidad. En muchos casos tienen internalizado el no hablar de lo visto o escuchado al médico, si no se les pregunta.

Ahora: Siendo los profesionales de enfermería los   auxiliares clave de todos los procedimientos médicos que ser realizan ¿Se los consulta? ¿Se les pregunta acerca de su mirada en determinadas situaciones donde su trabajo “cuerpo  a cuerpo” da posibilidades que ninguna otra especialidad brinda? ¿Están presentes en las reuniones de equipo?

 Cada día hay más  instituciones que valoran cuidan a los profesionales de enfermería y fomentan que participen en las decisiones:

Quizás nos estemos acercando  al REAL  equipo multidisciplinario, en el que cada profesional aporta su saber y complementa a los otros integrantes para formar UN TODO INTEGRADO.