• Interconsulta médico- psicológica

Autor: Lic. Viviana Polite

¿Qué es la Interconsulta médico-psicológica?

Es un espacio de trabajo conjunto del  médico y el psicólogo compartiendo la responsabilidad y el cuidado clínico de los pacientes con trastornos orgánicos en una tarea interdisciplinaria.

¿Qué se realiza en una interconsulta?

Se realiza un diagnóstico situacional.

¿Cuál es la meta del psicólogo para una interconsulta?

Si entendemos que lo que el equipo médico (tratante) organiza para la atención y cuidado del paciente es la ASISTENCIA MEDICA, la meta de la interconsulta para el psicólogo es ASISTIR EN LA ASISTENCIA.

Modelos que se juegan en la interconsulta

En la interconsulta se conjugan diferentes modelos de abordaje al la patología orgánica: el la medicina, de la psicología y, de participar, la de los  asistentes sociales, enfermeros. Todos tienen diferentes lenguajes y, a su vez, metas específicas propias de su profesión.

Para el modelo médico  la enfermedad es un daño concreto, observable, verificable con técnicas específicas. Es una práctica cuya meta es Curar (LA RESTITUIO AD INTEGRUM), aun cuando en oportunidades esto no es posible.

En el modelo psicológico lo importante es que significa estar enfermo para el paciente, como influye la enfermedad en su historia familiar, social, personal, y que es lo que hace para lograr el proceso de aceptación y/o curación. Ello llevará a que los datos sean leídos de una manera diferente. Se consideran los sistemas de creencias de los pacientes, como se sienten , se piensan, se conducen , facilitando o dificultando su vida en general.

Algunas consideraciones sobre la relación Médico-Paciente-Enfermedad

“El acto médico tiene que transcurrir en la valoración del enfermo y no de la enfermedad; si cada uno de los casos vistos se convierten en todos los casos, es difícil saber proyectar intervenciones de acuerdo a las caracteristicas del paciente y su singularidad” Dr. Rl D´Alvia.

¿Qué tiene que lograr el profesional asistente en el marco de una interconsulta?

Una RELACIÓN EMPÁTICA  y una buena disposición afectiva del paciente.

Con relación al médico, es necesario tratar de evitar el contagio afectivo,  ya que el mismo queda en ocasiones impregnado de proceso acontecidos en el paciente, captados a modo de contra- identificación proyectiva. (fijarse si es lo que quisiste decir).

En algunas ocasiones, y como consecuencia de este contagio,  se detectan en los profesionales asistentes, contra-tranferencia, furor curandi, sorpresa, furio e indiferencia.

Sabemos que los afectos del paciente  terminan a veces, por agotar los recursos disponibles y dejan una desagradable sensación de impotencia. Esta impotencia se convierte a veces en “rabiosa” por las resistencias que expresa dicho paciente, consistentes en la desvitalización de su propia vida anímica. Algunos, buscan la furia en el terapeuta con frases hirientes.

Algunas consideraciones acerca de la enfermedad y el enfermo

Es necesario recordar permanentemente, que el paciente es una persona que necesita cuidados y atenciones especiales. La persona enferma, sufriente no es un culpable que ha de castigarse con el descuido o la penitencia. La enfermedad a veces más que dolor físico es pérdida de poder o dignidad, que a veces se traduce en prepotencia a los sanos, y acentúa las diferencias sociales.

La enfermedad no es culpa, pero la culpa está presente en todas las culturas, y a su vez la culpa persiste porque el enfermo muchas veces es incómodo, demandante, estorba.

La enfermedad no es un privilegio, ni un don Divino o la posibilidad del enfermo de liberarse de ejercer una serie de obligaciones (beneficio secundario de la enfermedad).

Podemos distinguir estas 4 dimensiones:

  •  Estar enfermo, sufrir alteraciones a causa de enfermedades.
  •  Sentirse enfermo, percibir las modificaciones del propio cuerpo
  • Identificarse con la enfermedad
  •  Poder estar enfermo.